EL «CHINO» FLORES CORONEL Y UNA HISTORIA

DE VIDA…Así, futbolísticamente como cuando jugaba de delantero en Rosario Central, Sebastián Flores Coronel cuenta  en qué consiste el trabajo que desde hace siete años hace al volante. El veloz «Chino» que jugó para el Sub 20 en el Mundialito de Uruguay en 1998, el que Miguel Angel Russo hizo debutar en primera, el mismo que se sumó a Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia), el de Gimnasia y Esgrima y Atlético Talleres (Jujuy), el que pasó por Argentino (Rosario), La Emilia (San Nicolás), Sport (Cañada de Gómez) y también por Técnico Universitario (Ambato, Ecuador), ese mismo hombre de 37 años, trabaja hoy arriba y abajo de un camión recolector de residuos.
«Como antes, pico, engancho la bolsa y como si fuera un pase se la dejo en el cordón al 9 que viene atrás mío, que la agarra y convierte en el camión» Gol. Así, futbolísticamente como cuando jugaba de delantero en Rosario Central, Sebastián Flores Coronel le cuenta a Ovación en qué consiste el trabajo que desde hace siete años hace al volante. El veloz «Chino» que jugó para el Sub 20 en el Mundialito de Uruguay en 1998, el que Miguel Angel Russo hizo debutar en primera, el mismo que se sumó a Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia), el de Gimnasia y Esgrima y Atlético Talleres (Jujuy), el que pasó por Argentino (Rosario), La Emilia (San Nicolás), Sport (Cañada de Gómez) y también por Técnico Universitario (Ambato, Ecuador), ese mismo hombre de 37 años, trabaja hoy arriba y abajo de un camión recolector de residuos.
A veces de chofer, otras corriendo y entrenando, Flores Coronel sigue en carrera y sueña con regresar. «Ojalá algún día pueda volver a vivir del fútbol, ¿por qué no entrenando a Central?», desafió, antes de aclarar que también es técnico y tiene una escuelita de fútbol.
Cada día desde las 4.30 a las 10.30, el Chino recorre con el camión 100 puntos de la ciudad (entre restaurantes, hospitales, panaderías y geriátricos). Ya sin botines ni camiseta; con borcegos, gorra, bermúdas y siete tatuajes, él y dos acompañantes (Mario y Sebastián) forman una delantera que junta cien toneladas de basura por día y al final del partido la descarga en Ricardone.
«Cuando tenía 18 años me vendieron mal como les pasa a muchos chicos: quedé en manos de un mal empresario rosarino. Luego pasé por muchos clubes, tuve mejores y peores momentos. A los 31 años, sin obra social y con una hija en camino colgué los botines y me subí al camión, necesitaba un sueldo fijo», recordó Flores Coronel, padre de Luna, de 8 años y de Donato, de 3. Y hablando de hijos, dijo: «Si tuviera que revivir la historia con mi hijo, haría lo que hicieron mis padres conmigo. Lo llevaría a que se divierta, pero le aconsejaría que termine el secundario cosa que yo no hice».
El Chino dice que su trabajo de ayer y de hoy tienen en él un hilo conductor. «A los dos los hice con responsabilidad y profesionalismo. Recuerdo ser un pibito, tener que jugar un domingo y acostarme muy temprano. Entrené siempre, cuidé. Creo que si me hubieran manejado bien como jugador todavía estaría jugando. De hecho sigo entrenado y peso los mismos 68 kilos que a mis 19. Pero soy realista: esta es mi vida, eso sí, sueño con volver al fútbol como DT, para eso me formé», aseguró, quien se recuerda a sí mismo como un pibe «rapidísimo y atrevido» a quien le gustaba más servir los goles que» matarse por hacerlos» y «parecido al Chelo Delgado».
Cuando habla de su carrera de técnico, dice que si tuviera un equipo a cargo lo haría entrenar como a los recolectores de los camiones. «Corren 20 kilómetros por día, con y sin peso. Tienen un estado físico increíble», dijo. Y rememoró a quienes fueron sus maestros. El ex director técnico de la selección, Edgardo Bauza, Russo y Juan José López. Los rescata a todos, pero cuando se le da a elegir uno sólo apunta a César Luis Menotti.
«Dios les da peores batallas a sus mejores guerreros», se lee en un antebrazo del Chino. Dijo que la leyenda de algún modo le habla, porque la sigue peleando, dentro y fuera de la cancha.
Escuelita
Desde hace unos meses, con dos ex jugadores, Juan Balmaceda (hoy cocinero del bar Gorostarzu) y Gastón González (que trabaja de asistente social y con chicos especales), el Chino Flores Coronel enseña fútbol a nenes y nenas y adolescentes desde los 6 a 15 años, en Parque Sur (Serrano y Centenario). «Las puertas están abiertas para todos», dijo el Chino antes de aclarar que se entrena, por ahora, los martes, jueves y viernes de 17.30 a 19.30 (masculino) y de 19.30 a 20.30 (femenino). Agradecemos a los compañeros de Ovación.