COMENTARIO DE PRIMERA

Ahora cuando todo es un recuerdo y está lejos el escenario que sirvió de base, hay que escarbar en la memoria para ir buscando las vivencias. La tarde del sábado nos dió un baño de alegría y de emoción. Y eso estuvo acompañado (nada menos) que por la victoria y la punta del campeonato. Ya entrada la noche empezamos a repasar las anotaciones desde las 1o de la mañana, con la entrada al predio, los chicos jugando en la cancha 2 frente a Tigre, el repaso de cada bandera que se fue colgando enderedor del alambrado, esperando la hora señalada. La hora que significaba EL PRIMER partido oficial en nuestra cancha, esa que estuvimos esperando que se asentara, que creciera el pastito, que pusieran los arcos, que caminábamos en cada tarde de verano imaginando el HOY, y ese día al fin llegó. Aunque hubiera un partido atrás que HABIA que ganar, simplemente por todo lo que mencionábamos antes. Y aunque el encuentro no fue bueno, se ganó. Y hubo que esperar 82′ para que la huella del goleador, esa que en el pómulo izquierdo va creciendo en forma de hematoma por gritar un gol, luego de un centro desde la izquierda y el testazo de Nazar contra el arco de la ruta, hiciera delirar a los 800 hinchas apostados alrededor de la cancha. Decíamos que el partido fue flojo, aunque CAMIONEROS siempre estuvo más cerca, estrellando tres tiros en los caños y otras tantas opciones propicias. Quizás la ansiedad o los nervios de «cumplir» les jugó una mala pasada, cuando Choque equivocaba el control de balón, Villaba y Blanco se desdoblaban pero confundian los caminos. Y para todo eso hay que remarcar al rival que plantó un 4-4-2, que a la hora de disputar en la zona de gestación le hizo fuerza y hasta tuvo dos jugadas claritas para dar el «batacazo». Estaba claro que el negocio de la visita era esperar y buscar alguna contra, pero en el segundo casi renunció al ataque, y el gol tenía que llegar casi por decantación. Y este equipo de Smaldone, aún sin lucir como en otras tardes, tiene conceptos claros: achicarse cuando el contrario tiene la pelota y desplegarse en la cancha cuando el balón es nuestro. Y las mejores combinaciones salieron cuando se hizo ese trabajo, cruzando la pelota de un lugar a otro. Inauguramos la cancha, ganamos y seguimos primeros. Uno siempre se agranda con las victorias, por eso son tan importantes en el fútbol, pero me animaría a decir que hoy hubo algo más… que aquellos que acompañamos este proceso deportivo nos hizo afirmar que este es el camino, el de la humildad y el trabajo silencioso.

Daniel Geller