«MI VIDA ENTERA SE LA DEBO AL FUTSAL» LEO BARRIOS

Inauguramos una nueva sección llamada RETRATOS dónde conoceremos a diversos personajes que forman parte de la vida de nuestro club.
LEO BARRIOS, DT. del Futsal de AFA de Camioneros
“Le debo mi vida entera al futsal”
Es de noche, apenas bajo del auto escucho bombos, es una murga que está ensayando en un Centro Cultural, justo al lado del club dónde quedamos encontrarnos con Leonardo Barrios, el técnico de Camioneros Futsal, para la entrevista. Sigo caminando, todavía no cruce la calle que históricamente fue el Pasaje Giufra; en las paredes de esa calle que voy pasando, un mural con la frase «Luche y Vuelve», al lado un retrato de Diego Armando Maradona con la celeste y blanca y otra frase: “Sin sacrificio no hay recompensa”; es como si todo se adelantara a la nota con Leo, y ahí estábamos, debajo de la autopista en el barrio porteño de San Telmo.
Barrios se asoma, está sin el traje que lo caracteriza y sin el color verde de la ropa que lo identifica hace ya 6 años, vestido de color celeste me recibe, pero me dice que lo espere que tiene que ir a comprar algo para tomar porque hoy juegan y después salen unos chori. Mientras lo espero veo a unos chicos que están entrenando, unos futsal y otros básquet; estoy en un cuartito, el buffet del club, y veo que hay un bolso donde asoma algo de color verde, llega Leo y me dice, espera que me cambio, se saca el buzo celeste y se pone la chomba del verde de Camioneros, esa que asomaba en el bolso: -listo, ya estoy.
Ya que lo tomo cambiándose de casaca, le pregunto por el famoso traje:
– Es una cábala, ojalá alguno la copie, más que una cábala creo que es algo que es así, el futsal se juega en un salón y en todo lo que son los deportes de salón, el principal, que vendría a ser el director técnico o el líder o los principales, tienen que estar bien vestidos.
Presencia y respeto
Y si hay alguien que sabe, puede hablar de eso y le apasiona el fútbol de salón, es Leo Barrios.
Jugó en cancha de 11, en el potrero, en Florencia Varela, barrio donde creció, pero desde que empezó en Sportivo Barracas hace ya muchos años, dedica su vida al futsal, ya que fue lo que le dio la fortaleza para salir de una vida dificil.
Entre chistes por sus estados de whatsapp motivadores desde bien temprano, con fotos del Diego, suyas, de futsal y siempre algún temita de cumbia o rock, le pregunto cómo es un día en su vida, a lo que responde:
-Un día de Leo Barrios es levantarse a las cinco de la mañana, prepararse para estar a las siete en el Club Alvear, para dirigir a los chicos de Camioneros, para hacerlo planificado en la semana o lo que tengamos para el fin de semana. Arranca ahí, uno se levanta, desayuna, se motiva. Creo que la motivación es fundamental para todo y más cuando vos estás a cargo o sos líder de algo, por mala situación que haya o por más mal que te sientas, te tocó ser líder. Subo foto de Diego, siempre, Diego es lo más grande del mundo, hoy también está Messi porque está a la altura, pero bueno, los que lo vimos a Diego en un momento en el cual no había nada, se veía poco, sólo había flashes en la tele, nos volvimos locos.
Y hablando de ver, le pregunto si recuerda la primera vez que lo vio jugar a Maradona:
-Fue en un partido de Argentina, me llevaron a verlo en el Monumental, un viaje larguísimo a River, tren, colectivo… pero estar ahí y escuchar: Diegooo, Diegooo… viste, eso fue algo muy fuerte, era pibe tendría 8, 9 años, eso lo tengo muy calcado, primero conocer el Monumental y después escuchar el grito a una sola persona escuchar el aliento a Maradona, ahí dije: quiero ser jugador de fútbol.
El que haya salido de una villa te lleva a algo que decís todo se puede hacer, no todos tienen la suerte de vivir en un lugar mejor o no todos tienen la suerte de salir de la villa, yo creo que él es el símbolo de lucha, de no bajar los brazos, y no sólo él, sino de la familia, porque él era un nene cuando lo llevaron a entrenar, y esa familia atrás:la mamá, el papá, que costeaban todo eso.
Cuando uno empieza su carrera futbolítica o cree que va a ser un jugador de fútbol, atrás de eso está la madre, el padre, los hermanos, que te llevan que te traen, y todo eso es un gasto, había que ir, pagar una entrada, las jornadas eternas, comprar algo para comer.
Entonces el jugador llega a ser profesional, ahí es cuando se ve el ser humano, si deja de lado a la familia o no. Ahí es cuando decís, este es un buen jugador, y no solamente es un buen jugador sino que es una buena persona; y las buenas personas, los buenos jugadores,esos son líderes, no hay otra forma, no creo de líderes que no hayan sido buenas personas. Creo que ahí con el Diego, todas las mañanas, me motivo mucho, aparte tiene mil trescientas frases de lo que quieras, tenía siempre algo para contestar.
Dónde todo se inicia:
«Vengo de Florencia Varela, del fondo, de Bosques, ahí jugué en un Club que se llama Ricardo Rojas, se jugaba fútbol 7, 8, en la tierra, el baby fútbol, papi fútbol existía en capital, en el conurbano se jugaba en esas canchas que se armaban los arcos y se cerraban como se podía, se jugaba de 7 o de 6″. En mi casa, mi padre cero fútbol, muy borgista, olvidate, el fútbol no existía, venían a buscarme a casa, golpeaban la puerta y gritaban: -Hugo, puede venir Leo a jugar?, y mi papá me decía: si está limpio el gallinero vas. Tenía que limpiar el gallinero para ir a jugar a la pelota, eso fue algo que me sirvió para poder andar en la vida, no me quejo», cuenta Leo Barrios, y sigue: «Después de ahí, me probé en Defensa y Justicia, y a los que jugaban ahí le llamaban “Los Halcones” porque paraba el 148 que era el Halcón ahí, en el Ombú, fui a jugar ahí hasta que mis padres se separaron, entonces ahí mi mamá se vino para Barracas y al tiempo me vine yo con ella. Me hicieron una prueba en Racing, jugué un tiempo, hasta que me encontré a los 14, 15 años con las luces de la Capital Federal, padres separados, yo con mi Mamá vivía en un conventillo en Barracas, y andaba por ahí, suelto en la vida,en la calle, y bueno, andar por estos barrios, en la calle, La Boca, San Telmo… fui por el mal camino, por eso creo que el club es muy importante, en su rol de inclusión, si vos no tenes un club vas a la calle, y en la calle aprendes cosas buenas pero también cosas malas, como todo en la vida, pero siempre te pegas más a lo malo cuando sos pibe porque te crees que nunca te va a pasar nada, que sos el súper yo. Pero bueno, por eso siempre aplaudo a los padres y madres que están atrás de los chicos, hay que estar atrás de los pibes, por lo menos hasta los 18 años, para no perderlos.
«No fuí por el mejor camino»
En ese entonces no fui por el buen camino, agarré para el otro lado, y me daba mucha curiosidad todo. A los 17 tuve mi primer hijo, Mariano, ya trabajaba, no dependía tanto de mi mamá porque mi vieja no nos podía aguantar, entonces había que laburar, yo y mis hermanos trabajábamos, vivíamos todos juntos en un cuarto, éramos 4, mi vieja y su marido. Había que rebuscárselas, no podíamos comprarnos zapatillas, nada, mi viejo a los 49 años fallece, justo cuando mi novia queda embarazada, mi vida iba para todos lados, y entre toda esa revolución, me vino a buscar un muchacho, Pablo Segura, jugaba en el fondo ahí del barrio, una banda que se juntaba a jugar a la pelota, terminaban, se tomaban una gaseosa, y a mí me gustaba todavía eso, igual me iba con mis amigos que estaban más «barderos» pero trataba en lo posible de no ir, y bueno, me vino a buscar porque arrancaba Sportivo Barracas con fútbol 5 y me dijo vamos a probarnos. Fuimos todos, en el año 92, 93. Quedamos.

«Me pude recuperar y salí adelante»
Ahí tomé una decisión drástica en mi vida, entrar en un club me dio expectativas para cambiar, tomé la decisión de internarme, estuve un año en una granja por el lado de Alpargatas, le dije a mi vieja que me iba a trabajar a la costa, fui y estuve un año ahí internado para recuperarme. Fue lo mejor que me pasó, porque me pude recuperar y empecé a jugar al fútbol sala en Sportivo Barracas, y no salí nunca más del club, el club era todo lo que yo vivía, era mi casa, laburo, club, club, club, club, 24 hs ahí, llegué hasta a ser tesorero.

Jugábamos con Boca, River, era tocar el cielo con las manos; fuimos a jugar la Libertadores, todo. Después tuve más hijos, me acomodé en lo que era la vida cotidiana de una persona, me pude ir a vivir solo con 20 años, tuve una mensajería, pude crecer como persona, y tuve la oportunidad de irme afuera, a otros países, pero no quise dejar la familia. Antes te ibas y no tenías contacto como ahora, no quise dejar a mis hijos, tuve miles de oportunidades, pero me quedé…
Una pluma y una pelota
Por Johanna Converti

No te pierdas las Segunda parte de la entrevista Mano a Mano con Leo…hablando de su pasión como DT., la relación con Camioneros, su química con el club, los sueños de ascenso y sus planes para el futuro.
Es sencillamente… ¡IMPERDIBLE!